La próxima vez que te encuentres en un atasco o esperando el autobús, no te pongas nervioso/a: piensa, por ejemplo, en el baño relajante que te tomarás al llegar a casa.
Cuando esperamos un suceso grato, el cerebro envía por adelantado las sustancias neurotransmisoras que provocan la sensación de bienestar.Y como el circuito que regula el placer y el estrés están conectados, la expectativa positiva diluirá la tensión nerviosa.
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