domingo, 26 de abril de 2009

Sufrimiento

Affectus, qui passio est, desinit esse passio simulatque eius claram et distinctam formamus ideam.

(La emoción, que constituye sufrimiento, deja de serlo tan pronto com nos formarmos una idea clara y precisa del mismo).

Spinoza. Ética, 5ª parte, Sobre el poder del espíritu o la libertad humana.

lunes, 20 de abril de 2009

Carta a la Soledad


Soledad:


No sé si decirte "querida"... No sé... Creo que siempre te he apreciado como a una amiga, porque siempre me fuiste muy útil, y estuviste presente en los momentos más difíciles de mi vida, en los que necesité pensar, reflexionar, en los momentos en los que necesité silencio...Pero también siento que te has enamorado de mí, has pasado quizás más tiempo de lo debido conmigo. Quizás otras personas te necesiten más que yo. Aunque no lo voy a negar: ERES IMPRESCINDIBLE...


Otros habrán requerido tu presencia, otros te habrán llamado con locura, otros te habrán deseado desesperadamente, pero tú te has quedado conmigo la mayor parte de mi tiempo...En muchas ocasiones he sentido miedo a tu lado, en muchas ocasiones he llorado porque no me dejabas en paz, en muchas ocasiones me has roto el corazón...


Pero sé, SOLEDAD, que me has ayudado siempre, sé que cada momento que estuviste conmigo no ha sido en vano, sé que he madurado gracias a tí, entendiendo que no siempre estaré rodeada de gente, sé que me he ahogado en mis pensamientos muchísimas veces, sé que me has hecho filosofar más de lo debido, sé, SOLEDAD que en momentos quizás inoportunos, has aparecido...


A pesar de todo, sé, SOLEDAD, que te he sido fiel, he sido una leal compañera y tú me has demostrado lo mismo, sé que has estado también cuando te necesité, sé que te he tratado mal, sé que me has tratado mal tú también, pero sé también que HE APRENDIDO A QUERERTE después de todo...


Muchos han gritado tu nombre enojados, muchos han repetido tu nombre una y otra vez necesitando tu presencia, muchos han estado esperándote, muchos de verdad quizás te echen de menos, pero también muchos te han maldicho: No todos te quieren, no todos tienen ganas de compartir su tiempo contigo...


Por eso, SOLEDAD, como amiga, te doy mi consejo: Tienes que estar siempre presente en donde te necesiten, no abrumes, no asustes, eso no hace falta...


Se despide,

Ego

martes, 14 de abril de 2009

Creando...


Somos lo que pensamos: si nuestro discurso interior es positivo somos seres que creamos y emanamos energía positiva.

Mientras te sientes mal contribuyes a crear lo que no quieres. Elige cómo te quieres sentir. Elige qué quieres crear.

jueves, 2 de abril de 2009

La mariposa y las abejas

De flor en flor iba la mariposa, luciendo sus mil colores más linda que las mismas flores, más divina que un pétalo de rosa.

A cada paso, en sus revoloteos, encontraba a las abejas, atareadas siempre, siempre afanadas. Asimismo, como sabía dejarles el paso, saludándolas afablemente, las abejas le habían criado cariño, y de cuando en cuando se dignaban algunas de ellas a conversar un rato con ella.

Así se enteró la mariposa de cómo las abejas edificaban su colmena, la proveían de todo lo necesario para el invierno, tenían sus depósitos llenos y hasta podían dedicarse a un negocio lucrativo de intercambio de productos con otros insectos.
Se le ofrecieron mucho, poniendo sus casas a su disposición, prometiéndole mil cosas, rogándole que las ocupara, sin cumplimiento.

La mariposa, llena de imaginación, se figuró que con semejante ayuda, podría también ella poner negocio. No había trabajado, hasta entonces, en recoger la miel, sino para su consumo personal; pero, como las abejas, sabían juntarla, y lo mismo que ellas, podría muy bien hacer fortuna.

Sólo le faltaba un poco de cera para empezar y algunos otros materiales para formar la colmena.

Fue a ver a sus amigas las abejas, a pedirles la cera.

Una, desde el umbral de su casa, le contestó que, justamente en este momento, acababa de disponer de la poca que tenía guardada, y que de veras sentía mucho no poderla favorecer.

La segunda entreabrió la puerta, y le dijo que todavía no tenía cera disponible; y la tercera, por la ventana, le gritó que recién al día siguiente la iba a tener.

Otra, con mucha franqueza, le contestó que, realmente, tenía, pero que la iba a necesitar y no se la podía prestar.

Y la mariposa volvió a sus flores, convencida de que de los mismos que se ofrecen, muchos han tenido, muchos tendrán, muchos van a tener, muchísimos tienen y se lo guardan, y que, si los hay, bien pocos deben ser los que tienen y dan.