martes, 25 de mayo de 2010

Leyenda Sioux. El Águila y el Halcón.




Cuenta una vieja leyenda sioux que una vez llegó hasta la tienda del brujo más viejo de la tribu una pareja de enamorados de la mano: Toro Bravo, el más valiente y honorable de los jóvenes guerreros, y Nube Alta, la hija del cacique y una de las más hermosas mujeres de la tribu.




- "Nos amamos", empezó el joven.


- "Y nos vamos a casar", dijo ella.


- "Y nos queremos tanto que tenemos miedo."


- "Queremos un hechizo, un conjuro, un talismán."


- "Algo que nos garantice que podremos estar siempre juntos."


- "Que nos asegure que estaremos uno al lado del otro hasta encontrar a Manitú el día de la muerte."


- "Por favor", repitieron, "¿hay algo que podamos hacer?"




El viejo los miró y le emocionó verles tan jóvenes, tan enamorados...


- "Hay algo...", dijo el viejo después de una larga pausa. "Pero no sé... es una tarea muy difícil y sacrificada."


- "No importa", dijeron los dos.


- "Lo que sea", ratificó Toro Bravo.


- "Bien", dijo el brujo. "Nube Alta, ¿ves el monte al norte de nuestra aldea? Deberás escalarlo sola sin más armas que una red y tus manos, y deberás cazar el halcón más hermoso y vigoroso del monte. Luego deberás traerlo aquí con vida el tercer día después de la luna llena."


- "Y tú, Toro Bravo", prosiguió el brujo, "deberás escalar la Montaña del Trueno y, cuando llegues a la cima, encontrar la más brava de todas las águilas y, solamente con tus manos y una red, atraparla sin herirla y traerla ante mí, viva, el mismo día en que vendrá Nube Alta... ¿Comprendísteis?"




La pareja asintió y el anciano chamán hizo un gesto indicando que no tenía más que decir. Los jóvenes se miraron con ternura y después de una fugaz sonrisa salieron a cumplir la misión encomendada, ella hacia el norte, él hacia el sur.




El día establecido, frente a la tienda del brujo, los dos jóvenes esperaban con sendas bolsas de tela que contenían las aves solicitadas.




El viejo les pidió que, con mucho cuidado, las sacaran de las bolsas. Los jóvenes lo hicieron y expusieron, ante la aprobación del viejo, los pájaros cazados. Eran verdaderamente hermosos, sin duda lo mejor de su estirpe.


- "¿Volaban alto?", preguntó el brujo.


- "Por supuesto, como lo pediste... ¿y ahora?", preguntó el joven. Esperamos un sacrificio, ¿hemos de matarlos, qué hemos de hacer?"


- "No", dijo el sabio anciano. "Haced lo que os digo. Tomad las aves y atadlas entre sí por las patas con estas tiras de cuero. Cuando las hayáis anudado, soltadlas y que vuelen libres."




El guerrero y la joven hicieron lo que se les pedía y soltaron los pájaros. El águila y el halcón intentaron levantar vuelo pero sólo consiguieron revolcarse en el suelo. Unos minutos después, frustradas, las aves arremetieron a picotazos entre sí hasta lastimarse.




- "Este es el conjuro. Jamás olvidéis lo que habéis visto. Sois como un águila y un halcón; si se atan el uno al otro, aunque lo hagan por amor, no sólo vivirán arrastrándose, sino que además, tarde o temprano, empezarán a hacerse daño el uno al otro. Si queréis que vuestro amor perdure volad juntos pero jamás atados".

domingo, 23 de mayo de 2010

Solucionando problemas de manera creativa

Cuenta una antigua leyenda que, en la Edad Media , un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino y por eso, desde el primer momento, buscaron a un "chivo expiatorio" para encubrir al verdadero culpable.

El hombre fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas o ninguna oportunidad de escapar al terrible veredicto: ¡ LA HORCA !

El Juez, también cómplice, cuidó de dar todo el aspecto de un juicio justo y por esta razón le dijo al acusado:- "Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tu escogerás uno de ellos y será la mano de Dios la que decida tu destino"

Por supuesto, el juez corrupto había preparado dos papeles con la misma leyenda: "CULPABLE" y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se dio cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El Juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados.


El hombre inspiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados pensando, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, escogió y agarró uno de los papeles y, llevándolo a su boca, lo engulló rápidamente.

Sorprendidos e indignados, los presentes le reprocharon airadamente.- "Pero... ¿qué hizo?... ¿Y ahora?... ¿Cómo vamos a saber el veredicto?"
- "Es muy sencillo" respondió el acusado, "Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos qué decía el que yo escogí"

Con rezongos y disgustos mal disimulados, tuvieron que liberar al acusado, y jamás volvieron a molestarlo.

*Moraleja: *Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento.¡¡¡ SÉ CREATIVO !!! CUANDO TODO PAREZCA PERDIDO, USA LA IMAGINACIÓN.

En los momentos de crisis, solo la imaginación es más importante que el conocimiento. (Albert Einstein)

martes, 11 de mayo de 2010

ANIMARSE A VOLAR




..Y cuando se hizo grande, su padre le dijo:
-Hijo mío, no todos nacen con alas. Y si bien es cierto que no tienes obligación de volar, opino que sería penoso que te limitaras a caminar teniendo las alas que el buen Dios te ha dado.
-Pero yo no sé volar – contestó el hijo.
-Ven – dijo el padre.



Lo tomó de la mano y caminando lo llevó al borde del abismo en la montaña.
-Ves hijo, este es el vacío. Cuando quieras podrás volar. Sólo debes pararte aquí, respirar profundo, y saltar al abismo. Una vez en el aire extenderás las alas y volarás...
El hijo dudó.
-¿Y si me caigo?
-Aunque te caigas no morirás, sólo algunos machacones que te harán más fuerte para el siguiente intento –contestó el padre.



El hijo volvió al pueblo, a sus amigos, a sus pares, a sus compañeros con los que había caminado toda su vida.



Los más pequeños de mente dijeron:
-¿Estás loco?
-¿Para qué?
-Tu padre está delirando...
-¿Qué vas a buscar volando?
-¿Por qué no te dejas de tonterías?
-Y además, ¿quién necesita?



Los más lúcidos también sentían miedo:
-¿Será cierto?
-¿No será peligroso?
-¿Por qué no empiezas despacio?
-En todo caso, prueba a tirarte desde una escalera.
-...O desde la copa de un árbol, pero... ¿desde la cima?



El joven escuchó el consejo de quienes lo querían.
Subió a la copa de un árbol y con coraje saltó...
Desplegó sus alas.
Las agitó en el aire con todas sus fuerzas... pero igual... se precipitó a tierra...
Con un gran chichón en la frente se cruzó con su padre:
-¡Me mentiste! No puedo volar. Probé, y ¡mira el golpe que me di!. No soy como tú. Mis alas son de adorno... – lloriqueó.
-Hijo mío – dijo el padre – Para volar hay que crear el espacio de aire libre necesario para que las alas se desplieguen.
Es como tirarse en un paracaídas... necesitas cierta altura antes de saltar.
Para aprender a volar siempre hay que empezar corriendo un riesgo.



Si uno no quiere correr riesgos, lo mejor será resignarse y seguir caminando como siempre.


Jorge Bucay

lunes, 10 de mayo de 2010

¿CÓMO CRECER?



Un rey fue hasta su jardín y descubrió que sus árboles, arbustos y flores se estaban muriendo.


El Roble le dijo que se moría porque no podía ser tan alto como el Pino.


Volviéndose al Pino, lo halló caído porque no podía dar uvas como la Vid. Y la Vid se moría porque no podía florecer como la Rosa.


La Rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el Roble.


Entonces encontró una planta, una fresia, floreciendo y más fresca que nunca.


El rey preguntó:
¿Cómo es que creces saludable en medio de este jardín mustio y sombrío?


No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que cuando me plantaste, querías fresias. Si hubieras querido un Roble o una Rosa, los habrías plantado. En aquel momento me dije: "Intentaré ser Fresia de la mejor manera que pueda".

Ahora es tu turno.


Estás aquí para contribuir con tu fragancia.


Simplemente mÍrate a tí mismo.


No hay posibilidad de que seas otra persona.


Puedes disfrutarlo y florecer regado con tu propio amor por tí, o puedes marchitarte en tu propia condena...


Jorge Bucay

viernes, 7 de mayo de 2010

El árbol de los problemas


Un hombre después de pensarlo se decidió a reparar una vieja casa que tenía en una granja.


Entonces, contrató a un carpintero que se encargaría de todos los detalles logísticos de restauración.


Un día decidió ir a la granja, para verificar como iban todos los trabajos.


Llegó temprano y se dispuso a colaborar en los quehaceres que realizaba el carpintero.


Ese día parecía no ser el mejor para el carpintero. Su cortadora eléctrica se había dañado, haciéndole perder dos horas de trabajo. Después de repararla, un corte de electricidad en el pueblo le hizo perder dos horas más de trabajo. Tratando de recuperar el tiempo, partió dos cierras de su cortadora. Ya finalizando la jornada, el pegamento que disponía no le alcanzaba para mezclar su fórmula secreta de acabado. Después de un día tan irregular, ya disponiéndose para ir a su casa, el camión se le negaba a arrancar.


Por supuesto, el dueño de la granja se ofreció a llevarlo.


Mientras recorrían los hermosos paisajes de la granja, él iba en silencio meditando. Parecía un poco molesto por los desaires que el día le había jugado. Después de treinta minutos de recorrido llegaron a la casa del carpintero, y de sorpresa lo invitó para que conociera a su familia.


Mientras se dirigían a la puerta, el carpintero se detuvo brevemente frente a un pequeño árbol, de color verde intenso y por demás hermoso. Tocó varias ramas con sus manos, mientras admiraba sus preciosas hojas. Cuando abrió la puerta, ocurrió una sorprendente transformación. Su bronceada cara estaba plena de sonrisas y alegría. Sus hijos se lanzaron sobre él, dando vueltas en la sala. Le dio un beso a su esposa y lo presentó. Le invitó un refresco y una suculenta empanada. Ya despidiéndose, lo acompañó hasta el auto.


Cuando pasaron nuevamente cerca del árbol, la curiosidad fue grande y le preguntó acerca de lo que había visto hacer un rato antes. Le recordó su conducta con el árbol.


¡Ohh!, ese es mi árbol de los problemas, contestó.


Y luego procedió a explicar y dijo: sé que no puedo evitar tener dificultades en mi trabajo, percances y alteraciones en mi estado de ánimo. Pero una cosa si es segura: Esos problemas no pertenecen ni a mi esposa y mucho menos a mis hijos. Así que simplemente los cuelgo en el “árbol de los problemas” cada noche cuando llego a casa. Luego en la mañana los recojo nuevamente, porque tengo que solucionarlos.


Lo divertido es, dijo sonriendo el carpintero, que cuando salgo en la mañana a recogerlos, no hay tantos como los que recuerdo haber colgado la noche anterior.


El dueño de la granja se subió a su auto, meditando sobre la estrategia del carpintero para ser más feliz y evitar contaminar el hogar con los problemas laborales. Entonces se dijo, valió la pena el paseo de hoy. Llegó a la granja y se dispuso a seleccionar su árbol de los problemas. Y desde entones cada vez que llegaba a su hogar ya saben lo primero que hacía.


“Tenemos que saber que el mundo sólo se puede captar mediante la acción y no la contemplación. El impulso más poderoso, en el ascenso del hombre, es el placer que le produce su propia habilidad. Gocemos haciendo lo que hacemos bien, y habiéndolo hecho bien, gocémonos haciéndolo mejor y lo que no sabemos aprendámoslo y gocemos aprendiendo y luego seremos mejores porque habremos aprendido con gozo”.

sábado, 1 de mayo de 2010

Educar


Educar es lo mismo que poner motor a una barca…

hay que medir, pesar, equilibrar ...… …

y poner todo en marcha.


Para eso, uno tiene que llevar en el alma un poco de marino…

un poco de pirata…

un poco de poeta…

y un kilo y medio de paciencia concentrada.


Pero es consolador soñar mientras uno trabaja,

que ese barco, ese niño irá muy lejos por el agua.


Soñar que ese navío llevará nuestra carga de palabras

hacia puertos distantes,

hacia islas lejanas.


Soñar que cuando un día esté durmiendo nuestra propia barca,

en barcos nuevos seguirá nuestra bandera enarbolada.

Gabriel Celaya