La mayoría de las personas tendemos a fijarnos en lo que nos falta, en lo que nos ha ido mal, en lo que no hemos conseguido....
Esta dinámica ahonda en estados de negatividad y evita que podamos disfrutar de aquellos que sí nos ha salidos bien o que funciona en nuestra vida.
Os invito a buscar cada día un motivo de celebración: nuestra familia, la llamada de un amigo o amiga, haber llegado puntual a una cita, la sonrisa de un vecino....
Si lo tomamos como una costumbre, con el tiempo nuestro cerebro buscará motivos de celebración de forma automática y eso nos hará sentir más optimistas y alegres.
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