La insatisfacción permanente conduce a la depresión y a la agresividad. A los niños les decimos que no deben contentarse con lo que tienen porque serán unos pobres desgraciados. Pero los sentimientos tienen su propia lógica, y si empiezas a alimentar la insatisfacción, podrá tomar dos derivaciones:
- Una: me he esforzado por algo y no lo he conseguido, pues me decepciono, vivo en estado de frustración, me retiro y me deprimo.
- Dos: me han dicho que esto me daría felicidad y no es verdad, así que rompo la baraja y me vuelvo agresivo.
El pasotismo y la agresividad son dos males endémicos de nuestro tiempo. NO es extraño: los estamos fomentando.
J.A. Marina (Revista de Psicología y Salud Natural)
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