Sólo los amados aman.
Sólo los libres libertan.
Sólo son fuentes de paz quienes están en paz consigo mismos.
Los que sufren, hacen sufrir.
Los fracasados necesitan ver a otros fracasar.
Los resentidos siembran violencia.
Los que tienen conflictos provocan conflictos a su alrededor.
Los que no aceptan no pueden aceptar a los demás.
Es tiempo perdido y utopía pura pretender dar a tus semejantes lo que tú no tienes.
Debes empezar por ti mismo.
Motivarás a realizarse a tus allegados en la medida en que tú estés realizado.
Amarás realmente al prójimo en la medida en que aceptes y ames serenamente tu persona y tu pasado.
Para ser útil a otros, el importante eres tú mismo.
Sé feliz tú y tus allegados se llenarán de alegría.
(Ignacio Larrañaga)
miércoles, 29 de agosto de 2012
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