martes, 10 de mayo de 2011

Una historia de Buda

A veces la gente aviesa le insultaba, pero nunca nadie le vio perder la semisonrisa y la calma.

Sorprendidos, sus mismos discípulos le preguntaron un día:

-Señor, ¿cómo permaneces tan tranquilo ante los que te insultan?

-Ellos me insultan, sí, pero yo no recojo el insulto

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